domingo, noviembre 30, 2008

Domingo 6am

Hay veces que uno tiene ganas de cambiar lo que alguna vez escribió, pero es inevitable aceptar que fue él (con tilde) estado de ánimo quien lo hizo, y que tal vez en un futuro el arrepentimiento vuelva pero de otra manera.
Son las ganas de cambiar lo alguna vez escrito con otro nombre, otra musa. Algo jamás publicado. Cosas de hippies, hadas y enanas que viven siempre enamoradas. También de osas, por pereza y cariño.
¿Esto es culpa de los sueños que quiero vivir y parecen lejanos pero efectuables? ¿fue un grito de gol que en verdad era una aspiradora? Ni siquiera se puede desconsiderar la condición saunática del clima, con el agua evaporándose sobre el asfalto y gestando el vapor que se mete entre las sábanas.
Nada tiene que ver el dolor de un hombro que se había mal acostumbrado a abrazar almohadas, ni la planificación de operaciones en territorios desconocidos, pero que aun asi incluye el uso de mapas y cartas que aun no han sido redactadas ni enviadas por correo desde países que no tienen e-mail, ni siquiera uso libre de electricidad.

Debería ser facil de descifrar. Tanto como saber que dentro de un monedero solo puede haber monedas, porque sino no sería tal.

martes, noviembre 25, 2008

Neo-colonialismo en Latinoamerica: Bolivia

Bolivia fue, durante casi un siglo, el patio trasero de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU). Una tierra casi de novela y por cuya casa de gobierno, el Palacio Quemado, que parece referirse al país inflamable que ha sido desde su fundación en 1825, pasaron 83 gobiernos: 36 no duraron más de un año y 37 fueron de facto. Este Estado que ocupa justo el centro de América del Sur y carece de una salida directa al mar, se ha dado el gusto de tener presidentes como Gonzalo Sánchez de Lozada (dos veces electo presidente, en 1993 y 2002) que habla el español con acento inglés u otros como Hugo Banzer Suárez, primero impuesto en 1971 militarmente y luego, en 1997, a través de las hurnas. Bolivia incluso ha tenido ministros de apellido Coca ligados directamente al narcotráfico (Ariel Coca, ministro de Educación en 1980 del presidente golpista García Meza, que se cargó con, al menos, 500 personas).

Luego de ser liberado en 1825 por las tropas de Simón Bolívar, a quien le dedicaron el nombre del país, transcurrieron casi cien años de guerras en las que perdieron territorios frente a todos sus países limítrofes y, al mismo tiempo, hubo más de diez golpes de Estado. La Guerra del Chaco con Paraguay, en 1932, marcó el fin de esta historia de derrotas y muertes que dejó al país en la ruina. Desde entonces, se la pasaría rotando entre gobiernos populares, neoliberales y militares. Revoluciones democráticas como la del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), forjado por la clase media y obrera, que en 1952 decretaría la nacionalización de la minería, la reforma agraria y el voto universal, o la etapa militarista de los ’60 y ’70 que marcaron el camino neoliberal y la muerte de entre ocho y diez mil personas (incluido Ernesto “Che” Guevara), y, lógicamente, los ’90 siendo la década dorada para las clases medias y altas que terminaron confluyendo en la ciudad Santa Cruz de la Sierra, centro económico del país, gracias a sus afluencias petroleras y minerales.

En los últimos años, EEUU dominó a piacere a los gobiernos de turno, principalmente a través de las “subvenciones” económicas. Uno de los ejemplos, fueron las presiones ejercidas para que el Congreso apruebe los tratados de inmunidad a las tropas estadounidenses a cambio de mantener la ayuda monetaria para las fuerzas armadas. Ni hablar de su acción directa e ilegal en casos como el de los misiles de origen chino que fueron directamente “secuestrados” de un hangar a través de un grupo comando.

Se estima que durante la última década se han depositado más de 1400 millones de dólares de parte del gobierno norteamericano para promover o respaldar programas dirigidos a robustecer la democracia, la administración de la justicia, la participación ciudadana, generar empleo, crecimiento, salud, cuidar el medioambiente y atraer inversores. Pero la mayor causa fue, al igual que en su otra gran neo-colonia, Colombia, la lucha contra el narcotráfico, principal fuente de ingreso, durante años, del PBI boliviano, y justamente gracias a las exportaciones de coca y cocaína al país del norte.

La lucha política entre estos dos países, actualmente, esta sobresaltada en dos casos. Por un lado, la expulsión del embajador Philip Goldberg , acto apoyado desde Caracas con una movida similar. Y por otro lado, el pedido de extradición del ex presidente Sánchez de Lozada, quien se encuentra asilado en Washington DC y debería afrontar un juicio por genocidio y violación de los derechos humanos a causa de la muerte de 63 personas durante las protestas callejeras que provocaron su caída en octubre de 2003. En la misma situación se encuentra quien era en ese entonces el ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín. “Lamentamos que Estados Unidos continúe con esta política de proteger a los delincuentes, a los que tienen cuentas pendientes y violan los derechos humanos”, enfatizó el actual canciller David Choquehuanca. Pero si el nuevo presidente, Barak Obama, parece dar signos de mayor dialogo, se ve opacado en que el abogado de Sánchez de Lozada, Greg Craig, es asesor de Obama, y dijo que en 2003 los manifestantes estaban armados y habían tomado rehenes mientras atacaban a un gobierno elegido democráticamente. De más está aclarar que si en la primera y única vuelta no se obtiene más de la mitad del sufragio, es el congreso quien elige al nuevo mandatario (Lozada había obtenido el 22% ante el 21 de Morales, quien tres años después sería el máximo ganador de la historia con el 53% de los votos).

Finalmente, la injerencia norteamericana en Bolivia queda remarcada en una denuncia presentada por el ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana quien presentó pruebas sobre la injerencia de Washington en asuntos internos a través de la Agencia Estadounidense para la Cooperación Internacional (USAID). Según esa denuncia, la agencia destinó al menos 90 millones de dólares a sectores opositores y a grupos paralelos de inteligencia dedicados al espionaje y a realizar campañas de desestabilización.

Sin lugar a dudas, la principal lucha desde el gobierno no se basa solo en continuar con los cambios comenzados en 1952 , sino que ahora incluye a los principales influyentes sociales, los medios masivos de comunicación, que están concentrados en pocas y poderosas manos, se rigen por la lógica del mercado y son expresiones de elites. Pero algo esta cambiando. Al igual que en Ecuador y Venezuela, los nuevos gobiernos están marcando políticas que comienzan a garantizar el acceso y la participación de los actores sociales y comunitarios. Al respecto, el vocero presidencial, Alex Contreras, señaló: “Delineamos una política que está centrada en la democratización de la comunicación, en devolver la voz a los sectores marginados, discriminados, humillados, no solamente durante los últimos cinco siglos, sino en los últimos 20 años de gobierno neoliberal que, para nosotros, han sido inhumanos y durísimos para las mayorías nacionales”. El gobierno de Evo Morales creó un sistema nacional de radios comunitarias en lenguas originarias (ya funcionan más de 29) aparte de la red Patria Libre, con 11 emisoras radiales y las 22 aliadas que quieren formar parte de esta red.

Las vueltas de la política y a las que tan acostumbrada esta la sociedad boliviana, hicieron que de una elección a otra, el poder pasara de manos de un liberal smitheano formado en la Universidad de Chicago a las de un indígena más formado por su participación sindical que estudiantil (y apenas secundario). Las vueltas de Bolivia con Estados Unidos: históricamente amantes, hoy enemigos.